Saeta nació gracias al ánimo emprendedor de un colombiano que soñó con hacer una empresa orgullo de un país. Desde su infancia, Pedro enfrentó desafíos significativos. Tras mudarse con su familia desde el Cocuy a Bogotá, comenzó a trabajar desde muy joven, vendiendo dulces en torneos de fútbol, donde también desarrolló su amor por el deporte. Estudioso y trabajador, Pedro combinó sus estudios de ingeniería industrial con su deseo de emprender. Durante su trayectoria, surgió la idea de Saeta, un nombre que le cautivó en una conversación con amigos, aunque aún no sabía exactamente qué sería su empresa.